La Heladería funcionó durante 7 días como un espacio de encuentro y diversión para quienes decidieron aceptar la invitación de LaMutante.
En una ciudad acostumbrada a reunirse en torno a centros comerciales o bares que dejan un mínimo margen de participación a sus invitados, La Heladería ofreció la oportunidad de habitar un lugar que podía cambiar según las preferencias de quienes lo visitaron.
A través de la programación de "bandas sonoras" diarias, proyección de videos, música en vivo, una zona de lectura, etc, LaMutante logró acoger a un numeroso y diverso público, demostrando nuevamente que los espacios independientes para las artes son vitales dentro de ciudades cuyas instituciones culturales tienen poca trascendencia.
En una ciudad acostumbrada a reunirse en torno a centros comerciales o bares que dejan un mínimo margen de participación a sus invitados, La Heladería ofreció la oportunidad de habitar un lugar que podía cambiar según las preferencias de quienes lo visitaron.
A través de la programación de "bandas sonoras" diarias, proyección de videos, música en vivo, una zona de lectura, etc, LaMutante logró acoger a un numeroso y diverso público, demostrando nuevamente que los espacios independientes para las artes son vitales dentro de ciudades cuyas instituciones culturales tienen poca trascendencia.
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